¿Quién hablará si tú no lo haces? fue una de las preguntas que dio el tono a la oración de inicio del Segundo Encuentro Residencial de Entrelazando Culturas.
Miembros de siete congregaciones religiosas y hermanas del equipo asesor participaron en este encuentro/taller que se llevó a cabo del 3 al 5 de septiembre de 2019 en el Mexican American Catholic College, MACC.
Teniendo como marco la realidad de sufrimiento de los migrantes, particularmente niños y niñas, las religiosas participantes se centraron en temas sobre el poder, la autoridad y la inter-culturalidad.
Dinámicas y presentaciones instaron a mirar de frente al poder en relación a la autoridad desde perspectivas culturales diversas. Dos de las dinámicas sobresalientes en el proceso ofrecieron un acercamiento al poder desde los privilegios históricos y heredados y los adquiridos por pertenencia a grupos de poder. Otra dinámica que sirvió para tomar el pulso del grupo en cuanto a cómo usamos el poder y la autoridad fue escribir en papeletas las áreas donde se dirige y gasta la energía. ¿En qué invierten su energía las religiosas? ¿En qué areas debería destacarse la vida religiosa? ¿En qué nos estamos desgastando? Los resultados del ejercicio fueron muy retadores.
Una de las frases que engloba este encuentro viene tomada de Una Pasión Una Vida de Joan Chittister:
“No es fácil haber nacido en una era y luego encontrarse con la responsabilidad de nacer de una completamente distinta a la que se ha conocido. Se necesita un tipo de persona muy especial: alguien incrustado en lo mejor del pasado; alguien totalmente abierto al futuro”.
Como conclusión del encuentro, tres hermanas, de las 70 religiosas y religiosos que fueron arrestadas por protestar contra la política migratoria, compartieron su experiencia. Las hermanas manifestaron que la motivación fundamental de su acción de desobediencia civil es el amor y la solidaridad. Ellas atestiguaron la energía y convicción de que su vida religiosa se define en momentos puntuales, en los cuales se debe dar una respuesta, sean cual sean las consecuencias. Cada sí, lleva a otro de mayor profundidad; requiriendo un posicionamiento cada vez más auténtico a favor de la vida, la justicia, el derecho y el respeto a la dignidad de hermanos y hermanas que viven en situaciones de máxima vulnerabilidad y miedo.