En su misión pastoral la Iglesia ha ido emanando documentos que nos han ido acompañando en el gran proceso de mundialización en que nos hemos visto envueltos en estos últimos años: nos han planteado valores y también reservas morales[1]. Ya en el año 1971, la instrucción pastoral “Communio et Progressio” se planteaba lo siguiente:
“Surge aquí el difícil interrogante de si estamos en el umbral y comienzo de una era totalmente nueva en las comunicaciones sociales, y asimismo de si se trata de unas comunicaciones que influyen no tanto cuantitativa como cualitativamente. Cada vez resulta más difícil responder a esta cuestión”[2].
En su mensaje para la 43 jornada mundial de las comunicaciones sociales el Papa Benedicto XVI reconocía que “las nuevas tecnologías digitales están provocando hondas transformaciones en los modelos de comunicación y en las relaciones humanas”[3] y pedía promover una cultura de respeto, diálogo y amistad.
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